Florence + The Machine

Florence + The Machine
Florence + The Machine

Primeros años y formación artística

Florence Leontine Mary Welch nació el 28 de agosto de 1986 en Camberwell, al sur de Londres, en el seno de una familia vinculada al arte y la literatura. Su madre, Evelyn Welch, es académica especializada en historia del Renacimiento, mientras que su padre, Nick Welch, es ejecutivo publicitario. Desde pequeña mostró una inclinación por la música y la poesía, con una sensibilidad marcada por la lectura y la imaginería visual que más tarde caracterizaría sus letras.

Durante su adolescencia asistió a la Thomas’s London Day School y luego a la Alleyn’s School, donde formó parte de coros y pequeñas agrupaciones musicales. En esa etapa comenzó a escribir sus primeras canciones influenciada por artistas como Kate Bush, PJ Harvey, The Velvet Underground y Nina Simone, una mezcla de referencias que moldeó su estilo vocal: emotivo, expansivo y con un dramatismo muy particular.

Tras un breve paso por el Camberwell College of Arts, Florence decidió abandonar los estudios para dedicarse por completo a la música. La escena independiente londinense de mediados de los 2000 se convirtió en su espacio natural, moviéndose entre bares, clubes y pequeños escenarios del circuito de Brixton y Shoreditch. Allí comenzó a darse a conocer por su voz intensa y su estilo entre lo espiritual y lo visceral.

Ashok y las primeras colaboraciones

Antes de formar su propio proyecto, Florence integró la banda Ashok, un grupo de soul y jazz alternativo con raíces en el circuito universitario. Con ellos grabó en 2007 el álbum Plans, en el que aportó varias composiciones y experimentó por primera vez en un estudio profesional. Sin embargo, el proyecto pronto se disolvió cuando Welch sintió que sus ideas creativas iban en otra dirección.

Durante ese mismo periodo, entabló una colaboración clave con la productora y tecladista Isabella “Machine” Summers, quien trabajaba en hip hop y música electrónica. Las dos comenzaron a grabar demos caseros bajo distintos nombres —entre ellos Florence Robot/Isa Machine— mezclando poesía, percusión tribal y programaciones electrónicas. Esa fusión de sensibilidad poética y energía rítmica fue el punto de partida para lo que más tarde se consolidaría como Florence + The Machine.

La dupla empezó a actuar en pequeños locales londinenses como The Lock Tavern o The Queens Head, ganando atención por la intensidad de sus interpretaciones. En esas primeras presentaciones se gestaron canciones tempranas que luego integrarían el debut del grupo, entre ellas “Kiss with a Fist” y “Dog Days Are Over”.

Esa etapa de experimentación permitió a Florence definir su identidad artística: una voz que se movía entre la vulnerabilidad confesional y el poder casi místico, combinada con una imaginería lírica cargada de simbolismo, mitología y referencias literarias.

La construcción del sonido de Florence + The Machine

Con la colaboración de Isabella Summers consolidada, Florence comenzó a presentar su música en vivo bajo el nombre Florence + The Machine a partir de 2007. La formación se amplió progresivamente con músicos como Robert Ackroyd (guitarra), Christopher Lloyd Hayden (batería), Tom Monger (arpa) y Mark Saunders (bajo), creando un sonido más orgánico y de gran escala.

Florence and the Machine – Kiss with a Fist

Su primera gran oportunidad llegó gracias a la curadora Mairead Nash, integrante del dúo Queens of Noize, quien la descubrió en un club londinense y la impulsó a firmar con Moshi Moshi Records, sello independiente responsable de algunos de los lanzamientos más relevantes del indie británico de mediados de los 2000. En ese sello apareció su primer single oficial, “Kiss with a Fist”, lanzado el 9 de junio de 2008.

La canción, producida por James Ford, llamó la atención por su mezcla de crudeza garage y actitud punk, acompañada por una letra cargada de ironía que fue interpretada erróneamente como una apología de la violencia. Florence explicó que en realidad se trataba de una metáfora sobre las relaciones apasionadas y destructivas. El sencillo obtuvo críticas divididas, pero sirvió para instalar su nombre en la prensa musical y la BBC Radio 1.

Ese mismo año, el 1 de diciembre, apareció el segundo sencillo, “Dog Days Are Over”, una composición más melódica y expansiva producida por James Ford y Charlie Hugall. Durante 2008 y comienzos de 2009, Florence + The Machine fue ganando visibilidad en festivales británicos como Glastonbury, Bestival y Latitude, destacándose por sus interpretaciones intensas y la voz hipnótica de Welch.

El impacto de Lungs

Tras consolidar la formación, Florence Welch firmó con Island Records en 2008. Ese mismo año comenzaron a grabar su álbum debut, Lungs, con la producción compartida entre Paul Epworth, James Ford, Stephen Mackey y Charlie Hugall. La combinación de arreglos exuberantes, percusión tribal y letras que exploraban el amor, la fe y la muerte dio forma a un sonido inconfundible, descrito por NME como “tan etéreo como visceral”.

El disco fue lanzado el 3 de julio de 2009 y debutó en el número 2 del ranking británico, permaneciendo más de un año entre los diez primeros puestos. En enero de 2010 alcanzó finalmente el número 1, impulsado por el éxito de sencillos como «Dog Days Are Over», «Rabbit Heart (Raise It Up)» y la poderosa versión de «You’ve Got the Love« de The Source ft. Candi Staton, que se convirtió en un himno pop alternativo.

Lungs fue ampliamente aclamado por la crítica: The Guardian lo calificó de “un debut apasionado y teatral que redibuja el mapa del indie británico”, mientras que AllMusic destacó su “intensidad emocional sostenida por una producción monumental”. El álbum ganó el Brit Award al Mejor Álbum Británico en 2010 y fue nominado al Mercury Prize, consolidando a Florence + The Machine como una de las revelaciones más importantes de la década.

Florence +The Machine – Drumming Song

Su estética visual complementó el sonido del disco y proyectó a Welch como una figura única dentro del panorama musical británico, alejada de la ironía britpop o del minimalismo del indie rock contemporáneo. Su magnetismo la posicionó como una heredera moderna del drama poético de artistas como Kate Bush o PJ Harvey, pero con una voz y sensibilidad propias.

La expansión sonora

Tras el éxito monumental de Lungs, Florence + The Machine regresó al estudio con el productor Paul Epworth para dar forma a un segundo álbum que capturara la energía de sus giras y expandiera su lenguaje sonoro. El resultado fue Ceremonials, lanzado el 28 de octubre de 2011 bajo el sello Island Records, un disco ambicioso que llevó el dramatismo y la espiritualidad del debut hacia territorios más orquestales y cinematográficos.

Grabado principalmente en los legendarios Abbey Road Studios, el álbum se distingue por su producción grandilocuente, con capas de percusión, coros góticos y arreglos de cuerda que envuelven la voz de Florence Welch en un aura casi litúrgica. Temas como «Shake It Out», «No Light, No Light» y «Spectrum (Say My Name)» capturaron el equilibrio entre el éxtasis emocional y la introspección poética que ya definía su estilo, pero con un sentido de escala y precisión mucho mayor.

El disco debutó en el número 1 del UK Albums Chart y alcanzó el número 6 en Estados Unidos, consolidando el salto internacional del proyecto. Ceremonials recibió críticas entusiastas: Rolling Stone lo describió como “una misa pop para el alma moderna”, mientras que The Guardian celebró su “devoción por la belleza barroca y la vulnerabilidad emocional”.

Florence + The Machine – Spectrum

La gira mundial que acompañó el lanzamiento llevó a la banda a escenarios emblemáticos como el Royal Albert Hall, Coachella y Glastonbury, donde su puesta en escena —una combinación de ritual, danza y catarsis— confirmó a Florence Welch como una de las intérpretes más magnéticas de su generación.

MTV Unplugged: intimidad y desnudez sonora

En diciembre de 2011, Florence + The Machine grabó en directo el álbum MTV Unplugged en el histórico Angel Orensanz Center de Nueva York. La banda contó con un coro gospel de diez personas y un formato acústico que redujo la producción habitual para enfatizar la voz de Florence Welch y el pulso emocional de sus canciones. El disco fue lanzado el 9 de abril de 2012 en el Reino Unido, bajo el sello Island Records.

El repertorio incluyó once temas: nueve procedentes de Lungs y Ceremonials, además de versiones especiales de “Try a Little Tenderness” y “Jackson”, esta última con la colaboración de Josh Homme. La crítica recibió el álbum con comentarios favorables y mixtos: se valoró especialmente la intensidad vocal de Welch y la atmósfera acústica del concierto, aunque algunos medios señalaron que el formato limitaba la escala dramática característica de la banda.

Este lanzamiento tuvo un doble valor: por un lado permitió mostrar el repertorio desde una perspectiva más desnuda e íntima; por otro, funcionó como una transición entre la ambición sonora de Ceremonials y el siguiente álbum de estudio.

La vulnerabilidad como fuerza

Después de la intensidad casi mística de Ceremonials, Florence Welch buscó una aproximación más humana y menos adornada para su siguiente proyecto. El resultado fue How Big, How Blue, How Beautiful, publicado el 29 de mayo de 2015 por Island Records y producido principalmente por Markus Dravs, conocido por su trabajo con Arcade Fire, Björk y Coldplay.

El proceso de grabación comenzó tras un periodo turbulento en la vida personal de Welch, que incluyó rupturas, exceso y una búsqueda de estabilidad emocional. La artista describió este álbum como “una manera de aterrizar después de haber pasado tanto tiempo flotando en el aire”. Esa intención se refleja tanto en la instrumentación más sobria —con vientos, guitarras y secciones de metales que sustituyen parte del barroquismo de su predecesor— como en las letras, que exponen con crudeza su vulnerabilidad.

El álbum debutó directamente en el número 1 del UK Albums Chart y en el Billboard 200 de Estados Unidos, convirtiéndose en su primer número uno en ese país. Recibió elogios generalizados de la crítica: NME lo calificó como “el trabajo más honesto y poderoso de su carrera”, mientras que Pitchfork destacó su “equilibrio entre el drama y la claridad emocional”. En los Brit Awards 2016, la banda fue nominada a “Mejor Artista Femenina Británica” y “Mejor Álbum Británico”, reafirmando su relevancia en la escena internacional.

Florence + The Machine – Ship To Wreck

La gira mundial que acompañó el lanzamiento, The How Big Tour, consolidó la evolución de Welch como performer. Su estilo escénico se volvió icónico, especialmente tras su actuación en Glastonbury 2015, donde reemplazó a Foo Fighters como cabeza de cartel y ofreció uno de los conciertos más recordados de su carrera.

Introspección y minimalismo emocional

Con High as Hope, publicado el 29 de junio de 2018 por Virgin EMI y Republic Records, Florence Welch llevó su música hacia una dirección más íntima y contenida. Producido por la propia Welch junto a Emile Haynie (conocido por su trabajo con Lana Del Rey y Kanye West), el disco marcó un punto de inflexión en su trayectoria: un ejercicio de autoconsciencia, vulnerabilidad y madurez artística.

A diferencia del dramatismo expansivo de sus trabajos anteriores, High as Hope apuesta por un tono más desnudo. Los arreglos se reducen a lo esencial —piano, cuerdas suaves, percusión sutil y voz en primer plano— para dejar espacio a letras profundamente personales.

El disco abre con «June», una meditación sobre la conexión humana y la fragilidad, y continúa con piezas confesionales como «Hunger», en la que aborda los vacíos emocionales que marcaban su juventud, y «Big God», un tema coescrito con Jamie xx y Thomas Bartlett, que explora la soledad y la necesidad de fe. Otras canciones, como «Patricia» —dedicada a Patti Smith— y «The End of Love», muestran su faceta más poética y contemplativa.

Florence + The Machine – Big God

A nivel comercial, High as Hope alcanzó el número 2 en el UK Albums Chart y el número 2 en el Billboard 200, consolidando una vez más su éxito global. Sin embargo, fue en la crítica donde encontró su mayor reconocimiento: The Guardian elogió su “belleza sobria y emocionalmente lúcida”, mientras que Rolling Stone destacó su capacidad para “convertir la vulnerabilidad en una forma de fortaleza espiritual”.

Catarsis, mitología y renacimiento

Publicado el 13 de mayo de 2022 por Polydor Records, Dance Fever marcó el regreso de Florence + The Machine tras cuatro años de silencio discográfico. Producido por Jack Antonoff y la propia Florence Welch, el álbum surgió en gran parte durante el confinamiento por la pandemia, un contexto que inspiró tanto su energía contenida como su urgencia por reconectar con el cuerpo, el movimiento y la celebración.

El título hace referencia a la “tarantismo”, una histeria colectiva que en la Edad Media se creía podía curarse mediante la danza. Welch usó esa idea como metáfora de la necesidad de liberar la energía reprimida tras la reclusión. En ese sentido, Dance Fever combina la introspección de High as Hope con el dramatismo rítmico y la exuberancia de Ceremonials, logrando una síntesis madura de su carrera hasta ese momento.

El disco debutó en el número 1 del UK Albums Chart, convirtiéndose en el cuarto álbum de la banda en alcanzar la cima en Reino Unido, y llegó al número 7 en el Billboard 200. La recepción crítica fue ampliamente positiva: The Guardian le otorgó cinco estrellas, calificándolo como “una obra apasionada y elegante sobre la supervivencia emocional”, mientras que NME lo describió como “un renacimiento glorioso, lleno de energía, fe y vulnerabilidad”.

Florence + The Machine – My Love

Dance Fever representó el cierre de un ciclo y la reafirmación de Florence + The Machine como una de las fuerzas creativas más singulares del siglo XXI: un proyecto capaz de evolucionar sin perder su esencia, oscilando entre lo místico y lo humano, entre el dolor y la celebración.

Renacer entre sombras

El 31 de octubre de 2025, Florence + The Machine regresó con Everybody Scream, un álbum que refleja la fuerza de la vulnerabilidad y la intensidad de la experiencia personal. Tras los ciclos de Dance Fever y la introspección de High as Hope, Florence Welch transformó momentos de dolor y supervivencia en música: la gestación del álbum estuvo marcada por un embarazo ectópico que casi le cuesta la vida, un episodio que dejó una huella profunda en la creación de las nuevas canciones.

Producido por Jack Antonoff, Aaron Dessner, James Ford y la propia Welch, el disco combina la orquestación dramática característica de la banda con elementos oscuros, sintetizadores inquietantes y coros rituales que envuelven la voz de Florence en un aura casi mística.

Los críticos han celebrado este álbum como “una exorcización colectiva” y una obra que mezcla la grandeza emocional con la intimidad más cruda. NME le otorgó cinco estrellas, mientras que otros análisis destacaron su capacidad para explorar la vulnerabilidad y la resiliencia sin perder el poderío escénico que define a la banda. El sencillo “Everybody Scream” simboliza esa mezcla de urgencia y misterio, con un ritmo que remite al folk‑horror y la tradición del ritual musical.

Everybody Scream representa un nuevo capítulo en la evolución de Florence + The Machine: una artista que, tras el éxito mundial y la exploración introspectiva, vuelve con una propuesta más confrontatoria, más ritual y más consciente de su cuerpo, su arte y su mitología personal.

Florence + The Machine – Sympathy Magic

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