Richard Ashcroft

Richard Ashcroft
Richard Ashcroft

De Wigan al centro de la escena británica

Richard Paul Ashcroft nació el 11 de septiembre de 1971 en Billinge, en las afueras de Wigan, una ciudad obrera del noroeste de Inglaterra. Hijo de Frank y Louise Ashcroft, creció en el suburbio de Up Holland, junto a sus dos hermanas. Su infancia estuvo marcada por una fuerte impronta emocional: cuando Richard tenía once años, su padre falleció repentinamente, un evento que moldearía su sensibilidad y su relación con el mundo. Años más tarde, su padrastro se convertiría en una figura importante en su desarrollo, pero la pérdida temprana dejó huellas profundas, perceptibles en muchas de sus letras posteriores.

Durante su adolescencia, asistió a Upholland High School, donde fue compañero de Simon Jones, futuro bajista de The Verve. Allí comenzó a destacarse no solo por su aspecto excéntrico —influido por el look de íconos como Ian Brown de The Stone Roses— sino también por una visión casi mística de la música. En palabras del propio Ashcroft, en esa época ya soñaba con canalizar algo más grande que él mismo: una mezcla de espiritualidad, furia poética y ambición desmedida.

En 1990, tras pasar brevemente por el Winstanley College y sintonizar con otros músicos de la zona, fundó The Verve junto a Nick McCabe, Simon Jones, Peter Salisbury y más adelante Simon Tong. Lo que empezó como una banda de jóvenes obsesionados con The Beatles, Pink Floyd y el shoegaze terminó convirtiéndose en uno de los grupos más emblemáticos del britpop, aunque su universo siempre orbitó más cerca del espacio psicodélico y existencialista que del hedonismo clásico de la escena noventera.

The Verve: entre la trascendencia y el colapso

Formada en Wigan a comienzos de los años 90, The Verve emergió en plena era del shoegaze con una propuesta expansiva, hipnótica y emocional. Su debut, «A Storm in Heaven» (1993), sorprendió a la prensa especializada por su sonido atmosférico, más cercano a Spiritualized o Talk Talk que al britpop incipiente. El liderazgo carismático de Richard Ashcroft y las guitarras etéreas de Nick McCabe dieron forma a un primer álbum lleno de espiritualidad, melancolía y ambición.

Lejos de acomodarse, el grupo se reinventó con «A Northern Soul» (1995), un trabajo más crudo y emocionalmente devastador. Canciones como «History» y «On Your Own» consolidaron a Ashcroft como uno de los grandes letristas de su generación, mientras que las tensiones internas empezaban a resquebrajar la unidad del grupo.

Tras una breve separación, The Verve regresó con «Urban Hymns» (1997), su obra cumbre y el álbum que los catapultó a la fama global. Impulsado por el monumental éxito de «Bitter Sweet Symphony», el disco combinó arreglos orquestales con letras introspectivas, posicionando a Ashcroft como un crooner espiritual en plena era britpop.

Pero el éxito vino acompañado de nuevos conflictos: tensiones creativas, problemas legales con los Rolling Stones por el sampleo del tema estrella, y la fragilidad emocional del grupo desembocaron en una segunda separación en 1999. Aunque volvieron una vez más para lanzar «Forth» en 2008, la reunión no logró recuperar la alquimia original. La historia de The Verve quedó marcada por la paradoja: fueron gigantes y fugaces, inmortales y fracturados, brillantes incluso cuando se desmoronaban.

Del silencio a la reinvención

Tras la separación definitiva de The Verve en 1999, Richard Ashcroft no tardó en volver a escena. Su aura mística, combinada con una ambición artística que jamás se disimuló, encontró un nuevo cauce en su carrera solista. El 26 de junio de 2000 publicó «Alone with Everybody», un debut que extendía el lirismo introspectivo de «Urban Hymns», pero lo hacía con mayor calidez, menos confrontación y una paleta sonora más pulida.

Ashcroft volvió a rodearse de Chris Potter en la producción y convocó a figuras como Peter Salisbury en batería, su excompañero en The Verve, y al guitarrista BJ Cole, sumando toques de pedal steel que aportaban un aire casi pastoral.

La recepción fue inmediata. El disco debutó en el número uno del chart británico y el primer sencillo, “A Song for the Lovers”, se convirtió en un himno radial. Aquel tema había sido originalmente compuesto para The Verve, pero en su versión final reflejaba una búsqueda distinta: más íntima, más emocional, menos marcada por la tensión colectiva.

Richard Ashcroft – A Song For The Lovers

Le siguieron otros cortes como “Money to Burn” y “C’mon People (We’re Making It Now)”, que ampliaron el espectro del disco entre baladas orquestales y rock templado. Si bien algunos críticos acusaron al álbum de exceso de solemnidad, lo cierto es que Ashcroft logró reafirmar su figura como solista, sin la necesidad de ocultarse detrás del mito de su banda anterior.

La ambición orquestal

En octubre de 2002, Richard Ashcroft regresó con Human Conditions, un disco que reflejó su deseo de explorar sonidos grandilocuentes y letras existenciales. Grabado entre Londres y Bath, y co-producido junto a Chris Potter, el álbum alcanzó el puesto #3 en el Reino Unido y obtuvo certificación de oro al vender más de 100 000 copias. La mayoría de los críticos lo evaluaron con reparos: su score de 61 en Metacritic reflejó reseñas que elogiaron la ambición emocional, pero apuntaron a cierta saturación y mensajes excesivamente solemnes.

El single de apertura, “Check the Meaning”, se extendió por casi ocho minutos, mezclando fanfarrias orquestales y un lirismo casi autoimportante, lo que no esquivó la crítica del diario The  Guardian, que lo describió como “pomposo” en exceso. Sin embargo, temas como “Paradise”, donde reflexionó sobre su rol de padre, mostraron su sensibilidad y lo conectaron con un público dispuesto a acompañar esa mezcla de melancolía y esperanza.

Aunque el álbum perdió fuerza en su segunda mitad —en parte por arreglos excesivamente robustos—, permitió a Ashcroft reafirmar su identidad solista. El álbum encontró eco en publicaciones como Pop Matters, que celebró su capacidad para generar «incantaciones emocionales, claridad y visión«, y en Contact Music., que remarcó cómo canciones como “Check the Meaning” y “Buy It in Bottles” mostraron su evolución como compositor.

Una tragedia sonora

En enero de 2006 Richard Ashcroft regresó con Keys to the World, su tercer disco solista, lanzado el 23 de ese mes por Parlophone, grabado en State of the Ark y co-producido con Chris Potter. Apenas salió, se instaló en el puesto #2 del chart británico y quedó certificado platino, con más de 300 000 copias vendidas.

Ashcroft subió el telón con “Why Not Nothing?”, un tema estallido de energía y trompetas, que puso en evidencia su vuelta con ambición y ritmo. Luego, “Break the Night with Colour” alcanzó el #3 en UK, recuperando audiencia y un lugar en grandes escenarios: participó de Live 8 junto a Coldplay, tras ser presentado por Chris Martin como “el mejor cantante del mundo”.

Musicalmente, el álbum se destacó por su riqueza cinematográfica: incorporó arreglos orquestales firmados por Julian Kershaw, grabados con la London Metropolitan Orchestra en ocho temas, y sumó viola eléctrica, percusiones vibrantes, coros femeninos y toques de funk sampleado, como en “Music Is Power”. Toda esa producción pulida alimentó críticas divididas: algunos medios como The Guardian destacaron su “composición majestuosa”, mientras otros lo acusaron de melodramático y excesivamente solemne .

Aun así, el balance no fue negativo: PopMatters elogió su capacidad para fundir melodía y mensaje, y Slant Magazine calificó el disco como el mejor de la etapa solista de Ashcroft, reconociendo que había alcanzado su punto de madurez.

Richard Ashcroft – Music Is Power

Con Keys to the World, Ashcroft recuperó brillo y relevancia. Aunque su orquesta emocional fue recibida con reservas, el álbum reafirmó su intención de mantenerse como voz del rock británico adulto, sincero y ambicioso al mismo tiempo.

The United Nations of Sound: una reinvención fallida

En julio de 2010, Richard Ashcroft presentó United Nations of Sound bajo el nombre de su nueva banda, RPA & The United Nations of Sound. Este proyecto marcó un giro hacia el soul y el hip-hop, con la producción de No I.D., conocido por su trabajo con Kanye West y Common. El álbum fue grabado en Los Ángeles, Nueva York y Londres, y se lanzó en el Reino Unido el 19 de julio de 2010, alcanzando el puesto #3 en el chart británico y obteniendo certificación de oro al vender más de 100,000 copias.

El primer sencillo, “Are You Ready?”, fue lanzado el 19 de julio de 2010, y el segundo, “Born Again”, el 15 de octubre de 2010 en Estados Unidos. Sin embargo, la crítica fue mayoritariamente negativa. The Guardian calificó el álbum como «torpe y recargado«, mientras que Pitchfork lo describió como una «reinventación fallida» con intentos forzados de agradar al público. A pesar de la participación de músicos destacados y la ambición del proyecto, United Nations of Sound no logró conectar con la audiencia ni con la crítica, marcando un tropiezo en la carrera de Ashcroft.

Un regreso con altibajos

En mayo de 2016, Richard Ashcroft regresó con These People, su cuarto álbum de estudio y el primero en seis años. El disco fue lanzado bajo el sello Righteous Phonographic Association y co-producido con Chris Potter, colaborador frecuente de Ashcroft. A pesar de la expectativa generada por su regreso, el álbum recibió críticas mixtas y no logró alcanzar el nivel de éxito de sus trabajos anteriores.

Musicalmente, These People presenta una mezcla de baladas épicas que recuerdan el sonido de The Verve y tentativas de avanzar hacia el pop electrónico. Sin embargo, muchos críticos señalaron que el álbum carecía de la frescura y originalidad que caracterizaron a sus primeros trabajos. Por ejemplo, Pitchfork lo describió como «una reinvención fallida«, mientras que Drowned in Sound lo calificó como «tan seguro que es casi peligroso«.

A pesar de las críticas, el álbum incluye momentos destacados como “They Don’t Own Me”, que fue comparado con su éxito anterior “Lucky Man”, y “Picture of You”, que evoca la melancolía de sus mejores baladas. Sin embargo, la falta de innovación y la producción a veces recargada impidieron que These People alcanzara el mismo nivel de aclamación que sus trabajos anteriores.

Richard Ashcroft – They Don’t Own Me

Un giro hacia lo introspectivo y accesible

En octubre de 2018, Richard Ashcroft lanzó Natural Rebel, su quinto álbum de estudio y el primero en el que no colaboró con su productor habitual, Chris Potter. En su lugar, trabajó junto a Jon Kelly y Emre Ramazanoglu, quienes también contribuyó en la batería. El álbum debutó en el puesto #3 en el Reino Unido, marcando su mejor posición en las listas británicas desde su debut en 2000. En Estados Unidos, alcanzó el puesto #24 en la lista de Álbumes Alternativos de Billboard y el #49 en la lista de Álbumes de Rock.

Musicalmente, Natural Rebel presenta un sonido más accesible y menos experimental que sus trabajos anteriores. Con influencias del rock clásico y el pop, el álbum incluye temas como “Surprised by the Joy”, “Born to Be Strangers” y “That’s When I Feel It”. La crítica fue mixta: mientras que The Guardian lo describió como «roots rocking for car journeys everywhere«, destacando su calidez y accesibilidad, otros medios como Drowned in Sound lo calificaron como «profundamente poco interesante«, señalando una falta de urgencia y momentos de relleno innecesarios.

A pesar de las críticas mixtas, Natural Rebel consolidó a Ashcroft como una figura central en la música británica contemporánea, ofreciendo un álbum introspectivo y accesible que resonó con una amplia audiencia.

Una mirada introspectiva a su legado

En octubre de 2021, Richard Ashcroft lanzó Acoustic Hymns Vol. 1, un álbum que reinterpreta algunas de sus canciones más emblemáticas, tanto de su carrera en solitario como con The Verve, en versiones acústicas. El álbum debutó en el puesto número 2 en la lista de álbumes del Reino Unido, marcando su mejor posición en las listas británicas desde Keys to the World en 2006.

Producido por Ashcroft junto a Chris Potter en los legendarios Abbey Road Studios, el álbum presenta una selección de temas que abarcan desde “Bittersweet Symphony” hasta “Sonnet”, pasando por “Space and Time” y “Weeping Willow”. La crítica ha sido mayoritariamente positiva, destacando la calidad de las nuevas versiones y la emotividad de las interpretaciones. Por ejemplo, NME lo calificó como una «deliciosa» colección de canciones.

Además de su éxito en las listas, Acoustic Hymns Vol. 1 también alcanzó el puesto número 1 en la lista de álbumes de vinilo del Reino Unido, reflejando una sólida conexión con los fanáticos y una apreciación por el formato físico.

La reinvención de un clásico

Tras siete años sin material original, Richard Ashcroft sorprendió en 2025 con un nuevo capítulo en su carrera. En mayo lanzó el single «Lover», que interpolaba «Love and Affection» de Joan Armatrading, con la aprobación de la propia artista. Luego, presentó el segundo adelanto, «Lovin’ You», que emplea el icónico riff de guitarra de «Classical Gas» (1968) de Mason Williams, también con su consentimiento.

Finalmente, el álbum «Lovin’ You» vio la luz el 10 de octubre de 2025, editado por Virgin Music Group. Producido por Ashcroft junto a Chris Potter y Emre Ramazanoglu, contó además con la colaboración especial de Mirwais en el tema «I’m A Rebel».

La recepción crítica fue positiva. Medios británicos lo describieron como una obra que alterna entre la reflexión y la inspiración, en la que Ashcroft no busca reinventarse sino destilar aquello que siempre hizo mejor. Otros destacaron el carácter vibrante y la densidad de ideas que aún se percibe en su composición.

Con este álbum, Richard Ashcroft demuestra que puede regresar tras años de silencio creativo sin perder su esencia, y al mismo tiempo explorar nuevos territorios. «Lovin’ You» apareció en paralelo a su participación como artista invitado en la gira de reunión de Oasis durante el verano de 2025, reforzando su vínculo con aquel gran capítulo del rock británico..

Richard Ashcroft – Lover

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