Nick Mulvey

Primeros años y formación musical
Nick Mulvey nació el 4 de noviembre de 1984 en Cambridge, Inglaterra. Desde pequeño estuvo rodeado de arte: su madre era cantante y su padre, aunque dedicado a la ciencia, también tenía un interés marcado por la espiritualidad y la cultura. Esa combinación de estímulos moldeó su curiosidad y su oído desde temprano.
Durante su adolescencia mostró afinidad por los instrumentos de cuerda, pero recién a los 18 años, mientras vivía en el sur de España, compró su primera guitarra. Ese viaje marcó el inicio de una relación profunda con el instrumento, que pronto lo llevaría a explorar sonoridades más allá del canon del folk británico tradicional.
Tras su paso por España, Mulvey decidió profundizar su búsqueda musical y se trasladó a La Habana, Cuba, donde estudió música y arte durante un año. Allí se interesó especialmente por las estructuras rítmicas afrocubanas y los modos de interpretación colectiva. Esa experiencia amplió su concepción de lo musical y dejó una huella visible en su estilo posterior, caracterizado por la fusión de patrones rítmicos complejos con una sensibilidad melódica muy británica.
De regreso en el Reino Unido, se inscribió en la School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres, donde cursó estudios de etnomusicología. En ese entorno académico y multicultural se encontró con músicos interesados en los mismos cruces entre tradición y modernidad que él buscaba. De esas coincidencias nacería su primer proyecto de relevancia.
Portico Quartet: exploración y reconocimiento
En 2005, Mulvey formó junto a Duncan Bellamy, Jack Wyllie y Milo Fitzpatrick el grupo Portico Quartet, un cuarteto instrumental que combinaba jazz contemporáneo con texturas electrónicas y percusiones poco convencionales. Su sonido se definió a partir del uso del hang, un instrumento metálico de percusión melódica que Mulvey incorporó de manera protagónica.
El grupo comenzó actuando en las calles del barrio londinense de Southbank, donde su propuesta llamó rápidamente la atención por su carácter hipnótico y atmosférico. Esa etapa de presentaciones callejeras les permitió desarrollar una identidad sonora única antes de ingresar al circuito profesional.
En 2008, Portico Quartet publicó su álbum debut, Knee-Deep in the North Sea, editado por Babel Label y producido por el propio grupo. El disco recibió elogios de la crítica británica y fue nominado al Mercury Prize, un reconocimiento que los posicionó como una de las nuevas apuestas del jazz alternativo británico. Las composiciones mostraban el gusto de Mulvey por las estructuras polirrítmicas y la improvisación controlada, influencias que más tarde llevaría a su trabajo como solista.
El segundo álbum, Isla (2009), grabado en los Real World Studios y editado por Real World Records, consolidó el perfil experimental del grupo. Sin embargo, hacia 2011, Mulvey comenzó a sentir que su búsqueda personal se alejaba del marco colectivo de la banda. Su interés por la composición de canciones, la palabra y la estructura pop lo empujaron a dejar el proyecto justo antes del lanzamiento del tercer álbum, Portico Quartet (2012).
Transición hacia la carrera solista
Tras su salida de Portico Quartet, Nick Mulvey inició una etapa de búsqueda artística más personal. Instalado nuevamente en Londres, comenzó a tocar en pequeños bares y espacios alternativos, probando su material frente a audiencias reducidas. Su experiencia previa en el jazz y la música del mundo se filtró de forma natural en sus nuevas composiciones, pero esta vez con la guitarra acústica y la voz como ejes.
Entre 2012 y 2013, publicó dos EPs que sirvieron de carta de presentación: The Trellis y Fever to the Form. En ellos aparecían ya algunas de las piezas que más tarde formarían parte de su primer álbum. La canción “Fever to the Form”, en particular, se convirtió en una favorita de la radio británica independiente, con su mezcla de melodías folk y percusión rítmica inspirada en patrones africanos.
Mulvey empezó a captar la atención de medios especializados como The Line of Best Fit y Clash Magazine, que lo destacaron por su habilidad para combinar virtuosismo técnico y emotividad. En paralelo, firmó contrato con Fiction Records, sello que había trabajado con artistas como Elbow, Snow Patrol y Tame Impala en el Reino Unido. Con ellos preparó su debut oficial, decidido a consolidar su identidad como cantautor contemporáneo.
Un debut luminoso
El primer álbum de Nick Mulvey, titulado First Mind, fue publicado el 12 de mayo de 2014 bajo Fiction Records. Producido por Dan Carey —conocido por sus trabajos junto a Bat for Lashes, Franz Ferdinand y Kate Tempest—, el disco capturó la calidez y el pulso orgánico de sus interpretaciones en directo.
El álbum alcanzó el puesto #10 en el UK Albums Chart, un logro considerable para un debut de corte acústico, y fue certificado Disco de Oro por la BPI tras superar las 100.000 copias vendidas. Su recepción crítica fue amplia y positiva: The Guardian lo describió como “una obra que combina el espíritu del folk británico con una mirada global y sofisticada”, mientras que NME lo calificó de “debut maduro y melódicamente generoso”.
Entre los sencillos más destacados se encuentran “Nitrous”, “Cucurucu” y “Meet Me There”. Esta última se convirtió en una de las canciones más reconocidas de su repertorio y mostró su capacidad para unir una base rítmica compleja con letras introspectivas. “Cucurucu”, inspirada en el poema The Laughing Heart de Charles Bukowski, fue el mayor éxito del disco y alcanzó el #26 en el ranking británico de singles.
First Mind también fue nominado al Mercury Prize de 2014, consolidando a Mulvey como una de las voces más prometedoras del folk contemporáneo. En sus letras ya aparecían los temas que se volverían recurrentes en su obra: la conexión entre el individuo y la naturaleza, la búsqueda espiritual y la empatía humana.
El éxito del disco llevó a Mulvey a una extensa gira por Europa y Norteamérica, en la que destacó por su capacidad de sostener el escenario con una propuesta minimalista pero profundamente emocional. Esa etapa de crecimiento artístico y reconocimiento internacional preparó el terreno para su siguiente desafío creativo.
Expansión sonora y compromiso social
Después del éxito de First Mind, Nick Mulvey tomó un breve descanso antes de iniciar la composición de su segundo trabajo. La paternidad y los viajes que realizó durante esos años influyeron de manera directa en su nueva música. Sus letras comenzaron a reflejar una mirada más consciente del entorno, combinando espiritualidad, activismo y un sentido de comunidad que marcaría el tono de su siguiente álbum.
El resultado fue Wake Up Now, publicado el 8 de septiembre de 2017 nuevamente por Fiction Records. La producción estuvo a cargo de Ethan Johns, reconocido por su trabajo con Paul McCartney, Laura Marling y Ryan Adams, junto a aportes adicionales de Dan Carey en la mezcla final. El disco fue grabado principalmente en los Real World Studios, propiedad de Peter Gabriel, y buscó capturar la energía colectiva de una banda tocando en vivo.
El álbum debutó en el puesto #25 del UK Albums Chart y recibió elogios por su ambición y calidez. The Line of Best Fit destacó su “capacidad para combinar lo íntimo y lo político sin perder profundidad emocional”, mientras que Clash Magazine subrayó la “claridad espiritual” que atravesaba todo el proyecto. En Metacritic, obtuvo una puntuación promedio de 73/100, consolidando su reputación como un artista con identidad propia dentro del panorama folk británico moderno.
Durante la gira de presentación, Mulvey reforzó su vínculo con causas ambientales y humanitarias. En entrevistas con The Guardian, habló sobre la necesidad de “reconectar la música con la conciencia”, y su serie de conciertos acústicos en lugares naturales buscó poner en práctica esa filosofía. Wake Up Now marcó así un punto de inflexión en su carrera: de la introspección del debut a una expresión más expansiva y colectiva.
Introspección y madurez artística
Tras la gira de Wake Up Now, Nick Mulvey atravesó un período de reflexión personal. La llegada de su segundo hijo y los meses de confinamiento durante la pandemia lo llevaron a replantearse el ritmo de su carrera y el sentido de su música. En ese tiempo comenzó a escribir lo que sería su tercer álbum, un proyecto más íntimo y filosófico que buscaba responder a las tensiones del mundo contemporáneo desde un lugar de serenidad y conexión espiritual.
El resultado fue New Mythology, editado el 10 de junio de 2022 por Fiction Records. El disco fue producido por Renaud Letang, conocido por su trabajo con Feist, Gonzales y Charlotte Gainsbourg, y grabado en los estudios Les Studios Ferber de París. El proceso creativo coincidió con la pandemia, lo que acentuó el carácter introspectivo y meditativo de las composiciones.
New Mythology conserva la calidez acústica de sus trabajos previos, pero introduce capas de sintetizadores, ambientes digitales y coros etéreos que amplían su registro. Canciones como “Star Nation”, “Brother to You” y “Mecca” —una reinterpretación del tema original de Wild Beasts— muestran esa fusión entre lo terrenal y lo espiritual.
El álbum alcanzó el puesto #50 en el UK Albums Chart, consolidando su estatus como uno de los cantautores más consistentes de su generación. La crítica recibió el trabajo con aprecio: NME destacó su “madurez emocional y claridad compositiva”, mientras que AllMusic señaló que “logra equilibrar la contemplación personal con un mensaje universal de esperanza”. New Mythology se percibió como un retorno sereno, menos orientado al impacto comercial y más centrado en la profundidad emocional y la cohesión estética.
Un nuevo comienzo desde la introspección
Tras el cierre del ciclo de New Mythology en 2022, Nick Mulvey atravesó un período de fuertes transformaciones personales. Alejado del circuito promocional y de las grandes giras, se concentró en escribir desde un lugar más íntimo, procesando la pérdida, la fe y el sentido de rendición que comenzaban a atravesar su vida. De ese proceso nació Dark Harvest, Pt. 1, editado el 6 de junio de 2025 a través de su propio sello, Supernatural Records, un paso que marcó también su independencia artística plena.
El título del álbum proviene de una frase que un amigo le dijo durante un momento difícil, cuando “todo en su vida estaba siendo desmantelado”. La idea de una “cosecha oscura” se convirtió en metáfora de un tiempo de aprendizaje a través del dolor, un concepto que atraviesa todo el disco.
La producción principal estuvo a cargo de Jimmy Hogarth y Eg White, quienes trabajaron junto a Mulvey en el primer sencillo, “Radical Tenderness”. También participaron Leo Abrahams y los Parisi Brothers, aportando textura y profundidad a varias piezas. A lo largo de las once canciones del álbum el músico explora el duelo, la rendición y la fe con un tono de confesión serena.
En términos comerciales, Dark Harvest, Pt. 1 alcanzó el puesto #30 en el UK Albums Chart, confirmando que, aunque menos enfocado en la exposición mediática, el público seguía acompañando su evolución. Más que una continuación, este trabajo representa un renacer para Nick Mulvey: un regreso al centro de sí mismo, desde donde vuelve a mirar el mundo con gratitud, fragilidad y una profunda humanidad.
