Ash

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Primeros pasos de Ash

En el pequeño pueblo de Downpatrick, en Irlanda del Norte, tres adolescentes comenzaron a dar forma a una de las bandas británicas más consistentes de los últimos treinta años. Tim Wheeler, Mark Hamilton y Rick McMurray se conocieron en la escuela secundaria y compartieron desde temprano un interés voraz por el rock alternativo que llegaba desde ambos lados del Atlántico. Inspirados por grupos como Nirvana, Buzzcocks o Ramones, empezaron a ensayar versiones de sus canciones favoritas bajo el nombre Vietnam, un grupo de covers que funcionó como laboratorio inicial y que les permitió ganar confianza en el escenario.

Con el paso de los meses decidieron escribir su propio material y, buscando un nombre más breve y llamativo, optaron por Ash. Wheeler explicó en entrevistas que le gustaba la sonoridad de la palabra y su ambigüedad: simple, directa y con un toque enigmático. A esa altura eran apenas quinceañeros, pero su capacidad para combinar riffs urgentes con melodías pop los distinguió dentro de la escena local.

En 1994 autopublicaron el miniálbum Trailer, que funcionó como carta de presentación. Grabado con medios precarios pero con gran convicción, el disco incluía canciones como «Jack Names the Planets» y «Uncle Pat», que más tarde se volverían clásicos de su repertorio en vivo. La prensa especializada notó el desparpajo y la frescura del trío, comparándolos con la inmediatez de bandas punk pero con una sensibilidad melódica más cercana al britpop. Ese mismo año firmaron con el sello independiente Infectious Records, lo que abrió el camino hacia un contrato de distribución con Warner y, en definitiva, a su consolidación en el Reino Unido.

El despegue de Ash

El contrato con Infectious Records le dio a Ash la oportunidad de grabar su primer álbum de estudio. El título elegido fue 1977, un guiño doble: al año de nacimiento de Tim Wheeler y Mark Hamilton, y a la explosión del punk en el Reino Unido. También se asocia al estreno de Star Wars, otra de las pasiones compartidas por los músicos.

El disco se grabó a comienzos de 1996 en los Rockfield Studios de Gales bajo la producción de Owen Morris, conocido por su trabajo con Oasis. El resultado plasmó la energía juvenil del trío con un sonido poderoso, repleto de guitarras saturadas y estribillos memorables. Canciones como «Kung Fu», «Goldfinger» y «Girl From Mars» se transformaron en himnos inmediatos, mostrando que la banda podía competir en las listas al mismo nivel que los gigantes del britpop.

Publicado el 6 de mayo de 1996, 1977 debutó directamente en el número 1 del UK Albums Chart. El álbum fue certificado platino en el Reino Unido y consolidó a Ash como una de las nuevas promesas de la escena. La crítica reaccionó con entusiasmo: NME lo describió como un debut “fresco, acelerado y divertido”, mientras que Q Magazine lo incluyó entre los mejores discos del año.

Ash – Girl From Mars

El éxito del álbum llevó a la banda a una extensa gira por Europa, Estados Unidos y Japón. Sus conciertos eran intensos y mantenían la crudeza del trío, ganándose una reputación como uno de los directos más vibrantes de mediados de los 90. Con apenas veinte años, Wheeler, Hamilton y McMurray ya se habían ganado un lugar en la primera línea del rock británico.

Un giro más oscuro

Tras el éxito de 1977, Ash decidieron ampliar su sonido y sumar una nueva integrante. En 1997 se incorporó Charlotte Hatherley, guitarrista y vocalista que había tocado con Nightnurse. Su llegada fortaleció el vivo de la banda y abrió la puerta a arreglos más complejos.

Con esta formación de cuatro, el grupo entró a los Rockfield Studios y a los Astoria Studios de Londres para registrar su segundo trabajo. El disco, titulado Nu-Clear Sounds, apareció el 5 de octubre de 1998. Fue producido por la propia banda junto a Chris Kimsey y Owen Morris, lo que marcó una transición respecto al debut.

El tono del álbum se alejó del desenfado juvenil de 1977. Canciones como «Jesus Says», «Wildsurf» o «Numbskull» mostraban guitarras más densas, atmósferas sombrías y letras que reflejaban la presión de la fama. La crítica lo recibió con opiniones encontradas: mientras Kerrang! celebró la crudeza y el nuevo enfoque, medios como Melody Maker lo consideraron disperso frente a la frescura del debut.

En lo comercial, Nu-Clear Sounds alcanzó el puesto 7 en el UK Albums Chart, pero no repitió la explosión de ventas de su predecesor. Aun así, consolidó la presencia de Charlotte Hatherley como pieza clave y mostró la intención del grupo de evitar encasillarse. El disco también dejó huella en directo: temas como «Jesus Says» se convirtieron en momentos intensos de sus giras de fines de los 90.

Ash – Jesus Says

Para Ash, este álbum representó un punto de inflexión. Aunque la recepción no fue unánime, les permitió explorar un costado más oscuro y ensayar caminos distintos que luego darían forma a uno de sus trabajos más celebrados.

El regreso a la cima

Después de la recepción dividida de Nu-Clear Sounds, Ash necesitaban recuperar la frescura que los había llevado a lo más alto de las listas. Las tensiones internas y la presión de la industria se habían hecho sentir, pero la incorporación plena de Charlotte Hatherley ofrecía una nueva oportunidad. Con la química fortalecida, la banda volvió a los estudios a comienzos de 2001 junto al productor Owen Morris, con quien ya habían trabajado en 1977.

El resultado fue Free All Angels, publicado el 23 de abril de 2001. El título, inspirado en un grafiti visto por Tim Wheeler en una pared, reflejaba la idea de liberación y un nuevo comienzo. El álbum combinó la urgencia guitarrera con melodías pop radiantes y un tono más luminoso que su predecesor.

Los sencillos marcaron el pulso del disco. «Shining Light» se convirtió en uno de los mayores éxitos de su carrera, ganó un Ivor Novello Award como Mejor Canción Contemporánea y alcanzó el puesto 8 en el UK Singles Chart. «Burn Baby Burn» también se volvió un clásico, elegido por NME como Single del Año. Otros cortes como «Sometimes» y «Candy» confirmaron que la banda había recuperado la capacidad de escribir himnos accesibles y duraderos.

En lo comercial, Free All Angels debutó directamente en el número 1 del UK Albums Chart, alcanzando el estatus de platino. La crítica acompañó este renacimiento: Q Magazine lo definió como “un retorno triunfal” y AllMusic lo destacó como uno de los grandes discos de guitarras de principios de la década.

Ash – Shining Light

Las giras que siguieron llevaron a Ash por Europa, Estados Unidos y Asia, consolidando a la banda como un nombre de peso en festivales internacionales. Más que un simple éxito, Free All Angels significó la confirmación de que el grupo podía reinventarse sin perder identidad.

Guitarras más pesadas y ambición internacional

Tras el éxito de Free All Angels, Ash decidieron dar un nuevo paso adelante en sonido y producción. Para su cuarto álbum de estudio viajaron a Los Ángeles y trabajaron con el productor Nick Raskulinecz, conocido por colaborar con Foo Fighters y Queens of the Stone Age. La elección reflejaba una intención clara: endurecer su propuesta y alcanzar un tono más contundente que conectara con el público internacional.

El resultado fue Meltdown, publicado el 17 de mayo de 2004. Desde el inicio con «Meltdown», la canción que da título al disco, quedó en evidencia el cambio de dirección: guitarras pesadas, baterías con más presencia y un enfoque cercano al hard rock moderno. Los sencillos «Clones» y «Orpheus» mostraron esa faceta poderosa, mientras que «Starcrossed» recuperaba el costado melódico y emotivo de Tim Wheeler como compositor.

En lo comercial, Meltdown alcanzó el puesto 5 en el UK Albums Chart, confirmando que el giro estilístico no había ahuyentado a su base de fans. Además, el álbum les permitió afianzarse en Estados Unidos, donde participaron en festivales como el Warped Tour y en giras compartidas con bandas de la escena alternativa norteamericana.

La crítica, sin embargo, se mostró dividida. Algunos medios aplaudieron la ambición y la energía renovada; Kerrang! destacó la potencia del álbum y lo consideró un acierto en directo. Otros, como NME, cuestionaron que el grupo hubiera perdido parte de la frescura pop que los caracterizaba en favor de un sonido más genérico.

Ash – Orpheus

Aun con esas diferencias, Meltdown consolidó a Ash como una banda capaz de mutar y adaptarse. La gira mundial que siguió los vio tocar en estadios más grandes y los posicionó definitivamente como un grupo con proyección internacional.

El último álbum antes del cambio de rumbo

Después de la intensa etapa de Meltdown, la banda atravesó un cambio importante. En 2006, Charlotte Hatherley decidió dejar Ash para concentrarse en su carrera solista. El grupo regresó a su formación original de trío y comenzó a preparar un disco que marcaría el cierre de una era.

Ese trabajo fue Twilight of the Innocents, publicado el 2 de julio de 2007 y producido por Tim Wheeler, con mezcla a cargo de Michael Brauer. Grabado entre Londres y Nueva York, el álbum mostró un costado más maduro y reflexivo. Canciones como «You Can’t Have It All», «Polaris» y «End of the World» presentaban arreglos más elaborados, incorporando secciones de cuerdas y un enfoque menos agresivo que en su predecesor.

En términos comerciales, el disco alcanzó el puesto 32 en el UK Albums Chart, un descenso considerable respecto a sus trabajos anteriores. Sin embargo, fue recibido con comentarios positivos por parte de medios especializados que destacaron su ambición sonora.

Ash – You Can’t Have It All

Durante la promoción, la propia banda anunció que sería su último álbum en formato tradicional, anticipando un futuro basado en lanzamientos de singles. Ese comunicado sorprendió a la prensa y a los fans, pero marcó el inicio de un proyecto único en su discografía: la A–Z Series.

La ambiciosa A–Z Series

Tras la edición de Twilight of the Innocents en 2007 y el anuncio de que no volverían a grabar álbumes de larga duración en formato tradicional, Ash sorprendió a su público con un proyecto innovador. En septiembre de 2009 lanzaron la A–Z Series, una colección de 26 singles editados de forma digital y en vinilo de 7 pulgadas, publicados cada dos semanas hasta fines de 2010.

La idea era recorrer el abecedario completo, desde la “A” hasta la “Z”, en lo que se convirtió en un experimento único dentro del panorama del rock alternativo británico. Según declaró Tim Wheeler, el objetivo era “adaptarse a la nueva forma en que la gente consumía música en la era digital, con canciones lanzadas de manera inmediata en lugar de esperar años por un álbum completo”.

Ash – Return Of White Rabbit

Entre los temas más destacados estuvieron “Return of White Rabbit”, que abrió la serie con un sonido más electrónico y bailable, “Arcadia”, “War with Me” y “Command”, donde el grupo reforzó su costado más experimental. La propuesta abarcó desde el power pop clásico que los había caracterizado en los noventa hasta incursiones en la electrónica y el noise.

Aunque el proyecto recibió elogios por su audacia, también enfrentó críticas por la irregularidad de calidad entre los lanzamientos. Revistas como NME celebraron la energía y la frescura de canciones como “Joy Kicks Darkness”, mientras que AllMusic señaló que la serie reflejaba tanto la creatividad inagotable del grupo como la dificultad de mantener la consistencia a lo largo de 26 entregas.

La A–Z Series consolidó a Ash como una banda que se resistía a quedar atrapada en la nostalgia britpop, apostando en cambio por formatos poco convencionales y una reinvención constante.

El regreso con Kablammo!

Tras el experimento de la A–Z Series, Ash volvió a reflexionar sobre su rumbo. Aunque habían declarado que no grabarían más álbumes de estudio, con el paso de los años la idea de volver al formato clásico empezó a cobrar fuerza. Finalmente, el 25 de mayo de 2015 editaron Kablammo!, su primer larga duración en ocho años.

El disco fue producido por la propia banda junto al ingeniero Claudius Mittendorfer, conocido por su trabajo con Muse y Interpol, lo que aportó un sonido potente y moderno. Musicalmente, Kablammo! recuperó la energía juvenil de los primeros trabajos de Ash, con canciones directas y melodías brillantes que conectaban con su legado de los noventa.

El álbum incluyó sencillos como “Cocoon”, un retorno al power pop urgente que abría el disco con fuerza, “Machinery”, más melódica y reflexiva, y “Free”, con un espíritu expansivo. La crítica recibió el trabajo de forma positiva: medios como The Guardian destacaron que el grupo “había encontrado un balance entre nostalgia y frescura”, mientras que AllMusic subrayó que Kablammo! era un regreso convincente, lleno de energía y de riffs memorables.

Ash – Free

En cuanto a desempeño comercial, el álbum alcanzó el puesto número 43 en el UK Albums Chart, un resultado modesto comparado con los grandes éxitos de su pasado, pero suficiente para confirmar la vigencia del grupo en la escena independiente. Más allá de las listas, Kablammo! marcó el regreso de Ash a las giras internacionales, revitalizando su relación con los fans y demostrando que su sonido todavía tenía mucho por ofrecer.

Madurez y solidez melódica

Después de Kablammo!, Ash consolidaron su sonido y retomaron la composición con un enfoque más maduro. El resultado fue Islands, publicado el 18 de mayo de 2018. La producción estuvo a cargo de Tim Wheeler como productor principal, junto a Claudius Mittendorfer, que colaboró en ingeniería y mezcla, manteniendo la coherencia sonora de la banda en sus últimos trabajos.

El disco mostró una combinación equilibrada de la urgencia de su power pop clásico y un enfoque más reflexivo en las letras. Canciones como “Buzzkill”, “Annabel” y “Confessions in the Pool” demostraron que Ash podía mantener su energía característica sin perder profundidad compositiva. Wheeler explicó que muchas de las canciones se gestaron durante viajes y experiencias personales, lo que aportó una visión más introspectiva al conjunto del álbum.

Islands alcanzó el puesto número 18 en el UK Albums Chart, consolidando el regreso de la banda a la primera línea de la escena independiente británica. La crítica especializada valoró su capacidad de reinventarse sin abandonar la esencia de sus comienzos. NME resaltó la madurez melódica del disco, mientras que Q Magazine destacó que la banda seguía entregando himnos de guitarras memorables y pegadizos.

Ash – Confessions in the Pool

La gira que acompañó al álbum reforzó su vigencia en vivo: Ash recorrió Reino Unido y Europa, combinando clásicos como «Girl From Mars» y «Shining Light» con los nuevos temas, evidenciando cómo habían integrado varias décadas de música en un espectáculo consistente y enérgico.

La energía intacta

Después de Islands, Ash continuó trabajando en nuevas composiciones, manteniendo la conexión con su base de fans y explorando nuevas ideas para mantener fresco su sonido. Esto culminó en Race the Night, publicado el 15 de septiembre de 2023, un álbum que reafirmó la energía característica de la banda después de más de tres décadas de carrera.

El disco fue producido por Tim Wheeler, quien asumió el control creativo completo, logrando un sonido directo y vibrante que combina riffs afilados, batería potente y melodías pegadizas. Canciones como “Lightning Bolt”, “Shadows of Tomorrow” y “Forever” muestran que la banda aún conserva la urgencia y el impulso que la definieron desde sus primeros años, mientras que otros cortes, como “Gravity” o “Run Free”, integran un pulso más melódico y contemporáneo.

En su desempeño comercial, Race the Night alcanzó el puesto número 14 en el UK Albums Chart, y también tuvo una presencia destacada en ventas de vinilo y streaming. La crítica especializada celebró la capacidad de Ash para mantener su identidad intacta, con medios como Louder Than War destacando la energía juvenil y la coherencia melódica del disco. Classic Rock Magazine resaltó que, incluso tras treinta años de carrera, la banda sigue entregando canciones capaces de conectar con viejos y nuevos fans.

Ash – Like A God

La gira que acompañó a Race the Night consolidó esta percepción: Ash volvió a los escenarios con un repertorio equilibrado entre clásicos y novedades, demostrando que su sonido sigue siendo relevante y potente, capaz de atraer tanto a quienes los siguen desde los noventa como a nuevas generaciones.

Exploración y ambición

Tras el éxito de Race the Night, Ash decidió explorar nuevos territorios musicales con Ad Astra, publicado el 3 de octubre de 2025. El disco fue producido principalmente por Tim Wheeler, con la colaboración de Claudius Mittendorfer en ingeniería y mezcla, manteniendo la coherencia sonora que la banda ha desarrollado en la última década.

Musicalmente, Ad Astra combina el pulso power pop que caracteriza a Ash con elementos más experimentales y colaboraciones destacadas, como la participación de Graham Coxon en algunos temas. Canciones como “Celestial Dreams”, “Echoes in Motion” y “Runaway Stars” reflejan un enfoque más ambicioso y texturizado, mientras que otros cortes mantienen la energía directa y guitarrera que los fans esperan de la banda.

NME destacó la capacidad de Ash para innovar sin perder identidad, mientras que Classic Rock Magazine subrayó la combinación de melódicas impecables con un sonido contemporáneo que mantiene a la banda vigente más de treinta años después de su debut.

Ash – Give Me Back My World

Ad Astra representa la culminación de la trayectoria de Ash, demostrando que, aun después de décadas, pueden equilibrar su legado con la búsqueda de nuevas fronteras sonoras y mantener la conexión con sus fans históricos y con nuevas generaciones.

Conclusión y legado

A lo largo de más de treinta años, Ash han transitado desde la energía juvenil y el indie punk de 1977, pasando por la madurez creativa de Twilight of the Innocents y la experimentación de la A–Z Series, hasta llegar a sus trabajos más recientes como Race the Night y Ad Astra. Su evolución demuestra una banda capaz de reinventarse constantemente sin perder identidad, combinando poderosas guitarras, melodías memorables y letras directas.

Su legado se percibe tanto en su influencia sobre nuevas generaciones de bandas de guitarras como en la fidelidad de su público, que los acompaña desde los primeros singles hasta sus últimas creaciones, consolidando a Ash como un referente del rock británico contemporáneo.

Ash – Fun People (feat. Graham Coxon)

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