The Horrors

The Horrors
The Horrors

Desde Southend-on-Sea al culto londinense

La historia de The Horrors comienza en Southend-on-Sea, Essex, a mediados de los 2000. Un grupo de jóvenes obsesionados con el garage rock sesentero, el post-punk, el horror de serie B y la estética gótica decidió canalizar esas influencias en una propuesta sonora y visual que pronto se destacó del resto de la escena indie británica. El vocalista Faris Badwan, entonces estudiante de arte en Central Saint Martins, se unió al tecladista Tom Cowan (alias Tom Furse), el bajista Rhys Webb, el guitarrista Joshua Hayward (Joshua Third) y el baterista Joseph Spurgeon. Así nació un quinteto tan teatral como sonoramente abrasivo.

Desde su primera presentación en vivo en el club Jabberwocky de Londres, la banda generó un culto inmediato. La prensa los describía como un cruce entre The Cramps, Screaming Lord Sutch y Siouxsie and the Banshees. La estética del grupo —cabelleras cardadas, camisas victorianas, maquillaje oscuro— evocaba el imaginario gótico del Batcave londinense, sin perder la energía directa del punk.

El salto a la escena profesional

La apuesta no tardó en dar frutos. Firmaron con Loog Records, un subsello de Polydor, y comenzaron a sonar en la BBC gracias al respaldo de Steve Lamacq y Zane Lowe. Su primer single, “Sheena Is a Parasite”, apareció en 2006 y causó un impacto inmediato. El videoclip, dirigido por Chris Cunningham y protagonizado por la actriz Samantha Morton, fue prohibido en MTV por su contenido gráfico, lo que solo alimentó su leyenda. El EP homónimo «The Horrors» consolidó su estilo: canciones breves, ruidosas, de estructuras simples y con un fuerte anclaje en el garage punk más crudo.

The Horrors – Sheena Is A Parasite

En el escenario, The Horrors ofrecía una experiencia intensa y catártica. Tocaban sets de menos de media hora, donde se combinaban guitarras saturadas, órganos distorsionados y una actitud desafiante. La prensa alternativa, especialmente NME y Dazed & Confused, los señaló como referentes de una nueva generación de bandas británicas decididas a romper con los cánones del indie-pop dominante. Aunque algunos críticos los acusaban de priorizar la imagen sobre la sustancia, el grupo capitalizó el ruido mediático con giras constantes por pequeños clubes del Reino Unido.

Un debut entre el shock y la reverencia

En marzo de 2007 llegó su esperado primer álbum, «Strange House», producido por Ben Hillier y con mezcla de Alan Moulder. El disco condensaba todas las influencias que habían mostrado hasta entonces: desde el garage estadounidense de los 60 hasta el post-punk británico más oscuro. Con canciones como “Count In Fives”, “Gloves” y “Jack the Ripper”, el grupo ofreció una versión deformada, casi caricaturesca, de los clichés del horror punk, pero siempre con una ejecución sonora impecable.

«Strange House» alcanzó el puesto 37 en los charts del Reino Unido y recibió reseñas polarizadas: mientras algunos lo celebraron como un debut fresco y provocador, otros lo criticaron por su exceso de pose y su aparente falta de dirección. Sin embargo, el grupo nunca negó que ese álbum representaba una primera etapa, más ligada a la actitud y la performance que a una búsqueda musical a largo plazo. En entrevistas posteriores, incluso admitieron que aún no se sentían una banda del todo “real” durante esa etapa.

Lo cierto es que The Horrors lograron algo difícil en la escena británica: destacar con una propuesta desafiante, conceptual y de fuerte impacto visual. Con apenas un disco, ya eran un nombre establecido en el circuito alternativo y su próximo movimiento generaría mucha más expectativa.

De garage punk a exploradores del sonido

Tras la gira de «Strange House», The Horrors sintieron que habían llegado a un límite creativo. Hartos de ser definidos únicamente por su estética o por referencias retro, comenzaron a trazar una transformación radical. Dejaron de lado las influencias del garage y se volcaron hacia el krautrock, el shoegaze y la electrónica experimental. Ese proceso coincidió con el alejamiento del productor original Ben Hillier y la incorporación de Geoff Barrow de Portishead, quien entendió y canalizó su visión de forma precisa.

El segundo álbum, «Primary Colours», se grabó en secreto en Bath y London, con sesiones que priorizaron la exploración sonora por sobre las estructuras convencionales. La banda experimentó con sintetizadores analógicos, guitarras filtradas, loops rítmicos y atmósferas expansivas. El single de adelanto, «Sea Within A Sea», de casi ocho minutos, rompió por completo con lo que el público esperaba: un track hipnótico, progresivo, con capas que crecen hasta alcanzar una intensidad climática cercana al trance kraut.

Lanzado en mayo de 2009 a través de XL Recordings, «Primary Colours» fue recibido como una evolución madura y sorprendente. Las influencias ahora iban desde Neu!, My Bloody Valentine y Suicide hasta el primer Joy Division, pero siempre pasadas por un filtro propio y contemporáneo. Canciones como «Mirror’s Image», «Who Can Say» y «I Can’t Control Myself» consolidaron una nueva identidad para el grupo: menos teatral, más emocional y profundamente inmersiva.

The Horrors – Sea Within A Sea

La prensa celebró este renacimiento. El disco fue nominado al Mercury Prize, se ubicó en el top 30 de las listas británicas y apareció en casi todos los rankings de lo mejor del año en medios como NME, The Guardian, Pitchfork y Drowned in Sound. Para muchos, The Horrors habían dejado atrás su rol de curiosidad gótica para convertirse en una de las bandas más ambiciosas y visionarias del Reino Unido.

Psicodelia expansiva y ambiciones pop

Con el respeto de la crítica ganado gracias a «Primary Colours», The Horrors decidieron tomar el control total de su siguiente paso. Para «Skying», no recurrieron a un productor externo: grabaron y mezclaron el disco ellos mismos en un estudio que montaron en Dalston, al este de Londres. El proceso los encontró en plena sintonía creativa y con una idea clara: crear un álbum más abierto, luminoso y melódico, sin renunciar a la profundidad sonora que ya los caracterizaba.

«Skying» llegó en julio de 2011 a través de XL Recordings y mostró una nueva faceta de la banda. Influencias como Talk Talk, el shoegaze más etéreo y la psicodelia británica de fines de los 80 (en la línea de The Psychedelic Furs o Echo & The Bunnymen) afloraban en canciones más accesibles, aunque complejas en producción. «Still Life», su single más reconocible hasta entonces, ofrecía una melodía expansiva y nostálgica que se alejó del tono oscuro de sus trabajos anteriores sin perder densidad emocional.

El disco fue un éxito tanto crítico como comercial. Alcanzó el puesto 5 en el UK Albums Chart y reafirmó su estatus como una de las bandas más importantes de su generación. Medios como Mojo, Uncut, The Quietus y The Fly lo elogiaron por su ambición, y NME lo nombró Álbum del Año en 2011. También consolidaron su presencia en festivales internacionales: tocaron en Glastonbury, Coachella, Primavera Sound y encabezaron su propia gira mundial.

The Horrors – So Now You Know

Con «Skying», The Horrors terminaron de romper cualquier corset de estilo. Ya no eran una banda de revival gótico ni una rareza estética: eran una fuerza creativa con identidad propia, capaces de reinventarse con cada entrega.

Electrónica, intensidad y un brillo más oscuro

Tras el éxito de «Skying», The Horrors no se conformaron. Querían ir más allá en cuanto a producción y textura. Durante 15 meses trabajaron en un nuevo material en su estudio de Dalston, con sesiones largas y meticulosas. Esta vez, incorporaron aún más elementos electrónicos, sintetizadores envolventes y estructuras menos convencionales. Aunque nuevamente se autoprodujeron, contaron con la asistencia técnica de Craig Silvey (conocido por su trabajo con Arcade Fire y Portishead) para las mezclas.

El resultado fue «Luminous», editado el 5 de mayo de 2014 por XL Recordings. El título refleja la intención de generar música intensa, hipnótica y visualmente evocadora. Temas como «I See You», de más de siete minutos, combinan pulsaciones electrónicas, guitarras difusas y crescendos que rozan lo cósmico. En tanto, canciones como «So Now You Know» o «Chasing Shadows» se movieron entre el synthpop psicodélico y el post-punk expansivo. La voz de Faris Badwan adquirió una dimensión más melódica, sin perder la carga emocional.

La prensa recibió el disco con respeto, aunque sin el fervor que acompañó sus dos álbumes anteriores. «Luminous» llegó al puesto 6 en los charts del Reino Unido y fue descrito por The Guardian, Pitchfork y DIY Magazine como un trabajo ambicioso, denso y atmosférico, aunque no tan inmediato como «Skying». A nivel sonoro, dejó claro que The Horrors ya no eran una banda en transformación: se habían convertido en un laboratorio permanente de búsqueda y evolución.

Crudeza, distorsión y un nuevo giro industrial

Después de la densidad envolvente de «Luminous», The Horrors sintieron la necesidad de cortar con la introspección y dar un golpe más visceral. Se aliaron con el productor Paul Epworth —conocido por su trabajo con Bloc Party, Florence + The Machine y Adele— para registrar un disco más directo, ruidoso y brutal. Las sesiones se llevaron a cabo en los The Church Studios de Londres, propiedad del propio Epworth, entre finales de 2016 e inicios de 2017.

El resultado fue «V», editado el 22 de septiembre de 2017 por Wolf Tone Records. Desde el primer adelanto, «Machine», quedó claro que el grupo había incorporado un nuevo espectro de influencias: guitarras industriales al estilo Nine Inch Nails, sintetizadores agresivos y ritmos más marcados que recordaban tanto al metal alternativo como al post-punk electrónico. Temas como «Press Enter to Exit» o «Something to Remember Me By» demostraron que la banda podía mezclar ruido, melodía y tecnología sin perder cohesión ni impacto.

La recepción crítica fue, nuevamente, positiva. Medios como The Quietus, DIY, Clash y Drowned in Sound valoraron su capacidad de reinvención, destacando especialmente la producción impecable y la fuerza emocional del disco. Aunque no alcanzó la notoriedad de «Skying», «V» consolidó una nueva identidad más oscura, sintética y agresiva, que les permitió conectar con una audiencia distinta sin alienar a sus seguidores históricos.

The Horrors – Something To Remember Me By

En vivo, la banda potenció esta energía cruda con una puesta escénica más frontal y visualmente cargada. La gira los llevó por Europa, Estados Unidos y festivales como Meltdown y End of the Road, demostrando que aún conservaban un espíritu combativo y experimental, pese a llevar más de una década en activo.

Ruido, nihilismo y un retorno abrasivo

Tras un periodo de relativo silencio, The Horrors sorprendieron en marzo de 2021 con el lanzamiento de «Lout», un EP de tres canciones editado por Wolf Tone Records. La banda había estado trabajando de forma intermitente durante 2020, en plena pandemia, y decidió canalizar su frustración e incertidumbre a través de un sonido más agresivo y distorsionado que cualquier trabajo anterior.

«Lout» mostró un giro radical hacia el industrial noise y el metal electrónico, con riffs aplastantes, distorsión vocal extrema y ritmos pesados. La canción homónima que abre el EP —según explicó Faris Badwan en entrevistas con NME y Loud and Quiet— fue una forma de recuperar la sensación de caos y catarsis física que la banda había perdido. El tema «Org» profundizó aún más en ese enfoque, con una estructura abrasiva cercana al power electronics. El tercer track, «Whiplash», cerró el proyecto con una intensidad claustrofóbica que evocó el sonido de grupos como Ministry o Health.

A pesar de su corta duración, el EP fue celebrado por su audacia. Críticos como The Quietus y Clash lo destacaron como un regreso audaz y provocador, aunque no apto para oídos sensibles. Para muchos, representó una purga creativa más que un nuevo rumbo definitivo. El propio Badwan lo describió como “el comienzo de un experimento más amplio, una posibilidad abierta”.

Renacimiento nocturno y electrónica emocional

Después de ocho años sin un álbum completo, The Horrors regresaron el 21 de marzo de 2025 con «Night Life», editado por Fiction Records. Este trabajo marcó una nueva etapa para la banda, tanto en sonido como en formación. Tras las salidas de Tom Furse (teclados) en 2021 y Joe Spurgeon (batería), el núcleo creativo quedó en manos de Faris Badwan (voz) y Rhys Webb (bajo). Se sumaron Amelia Kidd (teclados) y Jordan Cook (batería), junto al guitarrista original Joshua Hayward.

«Night Life» fue producido por Yves Rothman (colaborador de Yves Tumor y Kali Uchis) en Los Ángeles, con aportes adicionales desde Londres y Glasgow. El álbum fusiona la crudeza industrial de los EPs «Lout» y «Against the Blade» con una sensibilidad melódica más accesible. Canciones como «The Silence That Remains» y «Ariel» destacan por su atmósfera introspectiva y nocturna, mientras que «More Than Life» y «Lotus Eater» exploran territorios más electrónicos y experimentales.

El álbum fue bien recibido por la crítica, que elogió su capacidad para reinventarse sin perder su esencia. Medios como NME y The Arts Desk destacaron la madurez sonora y la cohesión del proyecto. Además, el grupo anunció una gira por el Reino Unido e Irlanda para finales de 2025, consolidando su regreso a los escenarios.

The Horrors – LA Runaway

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